jueves, 14 de enero de 2010

Recuerdos...



Me encuentro allí tirado, sobre la tierra mojada imaginando que es uno de los prados de mi tierra, con su verde embriagador.

Acaricio la tierra pero para mi mano es como volver a acariciar la alta y fina hierba de los campos.

En mi boca seca aún puedo saborear el dulce sabor de las almendras que recogía desde hace años.

Oh sí, que recuerdos…

El aire entra pesado y trae olor a tierra mojada pero no puede impedir que aún recuerde el dulce olor de la primavera repleta de hermosos colores.

El cielo se cierne oscuro sobre mis ojos y, una vez más, descarga sus lágrimas.
¿Qué ha sido de ese cielo que una vez vi? Ese cielo que vi una hermosa tarde de verano, profundo y azul hasta lo más alto.
Así debería ser el cielo.

Y así me quedaría, mirando el cielo, con estos pensamientos, la mano izquierda en el pecho y a su lado un agujero carmesí.

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