lunes, 7 de diciembre de 2009

El soldado


El sonido de los aceros entre chocando y el crujido de los miembros al ser seccionados, el olor a sangre y azufre, el sabor y ligero cosquilleo del miedo.
Miro a los ojos a mi enemigo.
Estoy sobre los cadáveres de hermanos y enemigos, ahora no son nada, solo un mar de sangre y agonía.

Su espada choca contra la mía.
Puedo ver sus ojos enrojecidos.
¿Por la sed de sangre, por dolor al haber perdido a un compañero? Lo ignoro.

Nuestras espadas empiezan a bailar al ritmo de la melodía que crean los jadeos, los llantos y los lamentos.

Siento frío en el pecho.
Sus manos empiezan a teñirse de rojo ardiente, de mi sangre.

Ahora solo tengo ganas de descansar y volver a su lado, cierro los ojos.

Su rostro dibujado por los dioses en los que creo, sus labios apetecibles, tan rojos, que te hacen desear morderlos, su piel suave al tacto, su perfume, el perfume que inundaba nuestro lecho cada mañana.

Ella…
Abro de nuevo lo ojos, con una fuerza titánica.
Secciono los brazos que sujetan la espada clavada en mi pecho.
Su sangre me baña.
Aún con su rostro arrugado por el dolor, mi espada no tiembla al cortar su cuello.

Y alzando mi espada al cielo rujo:
- Luchad por aquello que habéis perdido y por aquello que teméis perder.
Entonces caigo, volviéndome una gota más en el mar carmesí.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Misión 3

Nave Darkness. Sala de control.

- Maho, ¿Qué ha pasado? Dice Tai mientras despierta.
- Nos han capturado. Contesto aún cabreada.
Habían sorprendido a mi equipo cuando activábamos las torretas, sucios trandoshanos.
Ahora estábamos atados y sin equipo. Nos habían quitado el casco y los brazaletes donde llevábamos las vibro-cuchillas, ya me había encargado yo de que uno de ellos supiese que tenía que tener cuidado con ellos.
Los trandos se ríen mientras ven las grabaciones que han realizados las cámaras de seguridad que habían instalado en la sala donde nos habían hecho la emboscada.
Están viendo cuando nos capturaron, y se están riendo.
Esto es superior a mis fuerzas.
-Mirad a caído otro, ja ja ja. Un trandoshano señala a otra pantalla.
Consigo ver la pantalla y reconozco la armadura esmeralda oscura de Ken.
<< Mierda tu también no >> Pienso.
Hacia unos minutos que los trandos habían capturado también ha Earth y a los pocos soldados supervivientes.
- Esperad aún queda otro en la sala de al lado, ahí están los chicos, cazad a esa escoria clon. Un trando grita animando a sus compañeros.
Me quedo mirando la pantalla. << Es Madness, solo queda él >>
La pantalla muestra como Madness ha conseguido derribar a un trandoshano de los cuatro que hay en la sala.
Los otros tres le atacan y le separan de su DC.
<< Oh, no. No lo conseguirá, hemos fracasado>>
Le rodean. Entonces ocurre algo inesperado, se quita el casco y empieza a reír lo suficiente mente fuerte como para que su risa resuene en toda la sala.
“¿Sabéis?, la locura se desata en el fragor de la batalla”
Extiende una vibro-cuchilla de su brazal izquierdo.
<< ¡Una vibro-cuchilla! Y encima es como la de los RcR>>
Le asesta una patada al trando de las dos espadas de tal forma que lo desarma y después le amputa los brazos con la vibro-cuchilla.
Coge al trando mutilado y lo usa como escudo cuando los otros dos intentan atravesarlo con sus espadas.
Las espadas de los trandos se quedan enganchadas en la fuerte armadura de su compañero. Tira el cadáver a un lado desarmando a uno de los trandos que no había conseguido sacar su espada. A este último le revienta la cabeza de un puñetazo.
El que queda esta aterrado, se nota incluso en la grabación, se nota en sus ojos.
Madness le hace frente con al vibro-cuchilla asestándole golpes que el trando para como buenamente puede. Aunque al final es ensarto por la vibro-cuchilla.
Durante todo el combate Madness había estado riéndose.
Los trandos que había en la sala habían enmudecido, se podía leer el miedo en sus escamosos rostros.
Se miraban los unos a los otros preguntándose qué había sucedido.
Lo único que rompió el silencio fui yo que no puede evitar soltar
- Vaya…
Nuestras sonrisas no duran mucho cuando vemos aparecer al trandoshano más grande que jamás habíamos visto. Iba armado con una ametralladora que bien podía haber sido una torreta que sujetaba con una mano.
Uno de los que miraban las grabaciones se acerco a él nervioso.
-Capitán, se nos ha escapado uno pero en seguida…
Al trando no le da tiempo de terminar la frase cuando el enorme puño del capitán trandoshano se estrella contra su cara reventándola.
Una lluvia de sangre azulada y sesos verdes nos baña.
-Me tendré que hacer cargo personalmente… recoger esa basura.
Entre dos trandos se llevan el cuerpo inerte de lo que había sido su compañero.
Otros tres recogen sus armas y se ponen al lado de su capitán basta para que se aparten de puro pánico, al parecer cree que se basta solo para abatir a un solo clon de infantería.
<< No puedo creérmelo. He conseguido sobrevivir. >>
Mi sangre hierve pidiéndome más acción pero debo tranquilizarme.
Había conseguido introducirme en los oscuros conductos de ventilación por los cuales me muevo ahora, evitando así a los soldados trandoshanos.
Al final he tenido que ponerme el casco de nuevo para poder activar el modo nocturno del visor.
Mientras atravieso los conductos veo un cadáver y decido inspeccionarlo para buscar algún arma que me pueda servir. Lleva una armadura de clon con un agujero negro en el pecho izquierdo producido por una recortada trandoshana deduzco. Lo curioso es que su cara no es como la mía o la de mis hermanos no es un clon. Era un Jedi. La espada láser que había al lado del cuerpo me ayudo a deducirlo. Al parecer el Jedi había intentado huir por el conducto de ventilación aun con la herida, pero al final había no había podido eludir a la muerte.
<< A pesar de dominar la Fuerza no puedo evitar su muerte ni la de sus compañeros…>>
Recojo su espada láser, prefiero no desaprovechar ningún arma que me sirva de utilidad.
Consigo salir del conducto de ventilación y aparezco en un pasillo de la nave.
Veo que una sombra se acerca. Apoyo mi espalda contra la pared y preparo la vibrocuchilla.
Un desafortunado trandoshano aparece, no sabe que en breve su cabeza ya no estará conectada en su cuerpo.
Tiro de él para acercarlo a mi posición y le atravieso en cuello.
Su sangre, verde, mancha el visor de mi casco, que no tarda en limpiarse automáticamente.
<>
Ahora bien armado siento que puedo derrotar a todos los trandos de la nave y rescatar a mis hermanos, siento que puedo lograrlo.
Sigo avanzando por un pasillo hasta llegar a una sala donde veo a un hermano arrastrándose en un charco de su propia sangre.
“Tranquilo, traeré algo de basta y saldrás de esta” Le digo para tranquilizarle.
“Para mí ya es tarde,*coff* pero puede que no lo sea para ti, *coff*. Los trandos tienen un líder elimínalo en un combate 1 contra 1 y te ganaras el respeto y terror de todos los trandos de la nave… *coff*… *coff*…Vade Ann, herma…”
El clon de infantería deja de moverse.
<>
<< Cumplimos las misiones con la mayor eficiencia posible como se nos enseñe. Nos tratan con armas, como peones, porque eso se nos dijo que somos… pero aún así, no lo veo justo, somos seres vivos y se nos usa como balas en una recamara, cuando muere uno, otro ocupara su lugar para morir de nuevo… este hecho me produce tristeza…>>
Gracias a la información del hermano caído, se me ocurre un plan…
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El enorme trando avanza furioso por los pasillos de la nave en busca de su presa, sabe que se acerca a ella.
Un cadáver de trando sin cabeza, cuya sangre aún esté fresca se esparce por el suelo.
<> piensa el líder trandoshano.
Recarga su ametralladora, para estar listo en cuanto vea al único insecto que se ha resistido a él y a sus guerreros.
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El suelo empieza a temblar.
<>
Mi sangre hierve… y una sonrisa surca mi rostro…
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El líder trandoshano entra en la sala disparando su ametralladora, siendo las balas lo único que ilumina la sala.
Las puertas se cierran violentamente tras de él.
-¡Estúpida copia! ¿De verdad piensas que puedes vencerme? Debes de estar loco ¿No te enseñaron tus maestros admitir cuando un rival es más fuerte? Aúlla a la oscuridad
Un atisbo de luz.
Fundó el metal de la puerta con el sable láser para unir las dos mitades de la puerta.
Intenta dispara contra mí pero la velocidad de reacción de su arma me parece incluso divertida << Digna para un muerto>>.
Divido en dos su ametralladora con la vibrocuchilla.
-La locura no tiene maestro. Mi puño derecho impacta contra su cara. ¿Aceptas el reto?
- Gorowell, acúrdate date del nombre de quien acabo con tu vida haya donde vayas tras esta vida copia.
Suelta lo que queda de su ametralladora y desenfunda dos espadas.