miércoles, 5 de mayo de 2010

Una mirada al cielo...


A lo lejos ve a su señora.
El sonido metálico que genera al correr se armoniza con su respiración agitada y con las olas, que furiosas golpean el acantilado.

Su Señora está mirando el cielo, observando como unas tenebrosas nueves negras , poco a poco, se acercan, desde más allá donde el cielo y la tierra se unen.

Aún algo fatigado se acerca a su Señora y con voz firme le dice:
- El ejecito os espera.
Sin dejar de contemplar las oscuras nubes y con la voz temblorosa susurra:
- Mi fiel caballero, ¿Ves esas nubes tenebrosas que se ciernen sobre nosotros? Me dan miedo. Tengo miedo de que se queden ahí para siempre y nunca más, ocultando para siempre la luz del Sol y el azul del cielo.

Había visto ese tipo de cielo cubierto de un manto oscuro en innumerables ocasiones y en muchas de ellas él mismo había tenido ese miedo.

Sonriendo al recordar las palabras de su viejo maestro, se quita su casco y se sitúa al lado de su Señora, haciendo algo que a alguien de su categoría le está prohibido, abrazarla y decirle suavemente al oído:

- No tema, algún día se irán cansadas de oscurecer con su presencia el corazón de los hombres, dejando en su partida la luz más esperanzadora y hermosa que jamás haya visto.
Lady B.B. recordaba este acontecimiento mientras sujetaba, entre sollozos, el cuerpo ensangrentado de su caballero.
De la boca del caballero salen unas palabras y en sus labios se dibuja una sonrisa.
Lady B.B. mira al horizonte.

¿Está contemplando la retirada del ejército rival?

¿O, tal vez, mira el azul infinito del cielo adornado por un lazo de los más bellos colores?

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